El amor en la era digital

Si el amor “puede mover el mundo”, entonces es una especie de energía y si es una especie de energía entonces no se crea ni se destruye, solo se transforma. Por esto me llama especialmente la atención como los bits pueden convertirse en amor.

Los bits no tienen ni pueden ser inducidos a ninguna clase de sentimientos, son “frías” expresiones informáticamente atómicas que cobran sentido para la mente que lee el resultado que ellas forman.

La mujer que amo se encontrará a cientos de kilómetros de distancia, ahora tengo que conformarme con enviarle flujos de bits a su correo electrónico, utilizar dispositivos que convierten mi voz en bits para enviarlos y reconstruirlos del otro lado, voz sobre ip lo llaman..., mi cámara web convierte la energía luminosa en bits que del otro lado se convertirán de nuevo en energía luminosa, le envío mensajes desde el celular que se ha convertido en una necesidad para mí, y que para ella es como un bello apéndice sonoro y luminoso, así es el amor del Homo Digitalis.

No sé en qué parte del cuerpo o de la mente se “almacene” el amor, ni tampoco voy a disertar sobre ello en este momento, solo sé que de alguna manera el cariño que siento por ella se impregna en los bits que le escribo y viaja junto con ellos para reconstruirse cuando ella recibe mis mensajes, entonces nuevamente se reconstruyen el mensaje y mi cariño, y ella puede leer uno y sentir el otro.

Al parecer el amor es una energía que es capaz de viajar por las redes ethernet, fibra óptica, telefónicas, y de celulares, después de todo si no fuera así ¿cómo podría ella sentir mi cariño?, ¿cómo es que se ha ido enamorando de mi?, ¿cómo es que yo siento su cariño?. Así es como esas “frías” expresiones informáticamente atómicas se convierten en cálidos sentimientos de dos almas que se están volviendo espiritualmente inseparables... así es el amor en la era digital.